La empresa admitió que entre los años 2009 y 2010 mintió y, además, ocultó graves defectos en sus vehículos. Por ello, deberá pagar una sanción de 1200 millones de dólares.
Eri Holder, fiscal general de Estados Unidos, anunció el acuerdo con Anthony Foxx, Secretario de Transporte. Cabe destacar que esta sanción es la más alta impuesta en la historia del país americano a un fabricante de automóviles.
“En vez de revelar rápidamente y corregir los problemas de seguridad que conocía, Toyota realizó declaraciones públicas engañosas y proporcionó datos inexactos a miembros del Congreso”, remarcó el fiscal general.
Con el cumplimiento de este acuerdo, que supone una admisión total de responsabilidad por parte de Toyota, las autoridades estadounidenses postergarán el proceso judicial y desestimarán, posteriormente, su caso.
General Motors (GM), el principal fabricante de automóviles de Estados Unidos, está siendo investigado por un caso similar. La compañía llamó a revisión 1,6 millones de vehículos afectados por un defecto en el sistema de encendido, el cual fue informado 10 años atrás.
En 2009, y tras meses de denuncias públicas de los consumidores, Toyota realizó un recall de aproximadamente cuatro millones de vehículos en Estados Unidos por una falla relacionada a la ubicación de la alfombra situada en el lado del conductor, la que infería con los pedales.
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