Los bancos, en la última década, han accedido a un negocio alejado de su tradición. Deutsche Banck, en su momento, tenía suficiente aluminio para construir 30.000 aviones jumbo y JPMorgan colaboraba en el transporte de azúcar brasileña a todo el mundo.
Con la retirada de las entidades del negocio, empresas comercializadoras de commodities, que no cotizan en bolsa y se encuentran poco reguladas, pueden consolidar su control sobre las cadenas de abastecimiento de alimentos, petróleo y metales.
Pero, ¿por qué los bancos dan un paso al costado? La mayor regulación, las limitaciones de capital y la baja rentabilidad por los precios estables de las materias primas se convirtieron en los tres factores determinantes para este vuelco.
De acuerdo a la consultora Coalition, los ingresos provenientes del área de commodiies en los 10 bancos líderes se contrajeron a 4500 millones de dólares durante el año pasado.
Una de las pocas entidades que parece romper con la tendencia es Goldman Sachs. La reciente política de los bancos permitirá que empresas comercializadoras como Vitol, Trafigura y Louis Dreyfus Commodities consoliden su control.
Estas entidades no bancarias podrían exigir requisitos de capital menos rigurosos y operar sin restricciones remunerativas. Además, la oportunidad se encuentra en el área de financiación. Ahora los bancos podrían volver a la política de otorgamiento de créditos a los productores y consumidores de materias primas.
Estos cambios no han pasado inadvertidos. La Junta de Estabilidad Financiera, organismo con sede en Basilea, ya se encuentra estudiando el nuevo-viejo rol de las comercializadoras en el mundo de la banca informal.
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