En una entrevista exclusiva, Máximo Luis Bomchil, presidente honorario de Bomchil, junto a Javier Petrantonio, socio administrador, y Ariadna Artopoulos, socia del Departamento de Impuestos, comparten su visión sobre el centenario de la firma y los cambios significativos que han atravesado a lo largo de su trayectoria. Además, nos brindan interesantes perspectivas acerca de los desafíos y oportunidades que esperan en los próximos años.
¿Cómo logra una firma de abogados como Bomchil cumplir 100 años?
Máximo: Institucionalizando la organización. Pensando siempre en el estudio como organización. Es un mérito importante cumplir 100 años. No hay muchas empresas de servicios en nuestro país que tengan un siglo de existencia. Entre nuestros colegas solo recuerdo a tres.
Creo que fue muy importante el ímpetu que se le dio a la organización a partir de la década del 80 con la institucionalización y separando la persona del estudio de la personalidad de los socios, que la firma tenga su propia personalidad, su propia cultura, independientemente de quienes la integramos. Con ese objetivo preparamos un contrato social a principios de los 80 que es el que todavía nos rige, con algunas modificaciones menores. Un aspecto muy importante, y que en el contrato regulamos detalladamente, es el retiro de los socios en el ejercicio en que cumplan 65 años. Es importante porque eso da lugar a la renovación de los liderazgos y le da lugar a los más jóvenes para que ellos también puedan desarrollarse, progresar y ser líderes, y los incentiva a continuar y apoyar a la institución. Y lo hemos cumplido.
¿Cómo es el ejercicio de la profesión en un país tan cambiante como el nuestro? ¿Cuáles fueron los mayores desafíos que atravesaron?
Máximo: El ejercicio de la profesión cambió mucho desde que empecé en la década del 70. Se modificó porque cambió el país. En los 70 y 80 hacíamos contratos y algo de financiamiento internacional. El gran desarrollo se dio en los 90 con las privatizaciones y con el gran flujo de inversiones paralelas y accesorias que atrajeron. Yo diría que en esa década la Argentina se incorporó al mundo y nosotros, los profesionales abogados, también. Y en los últimos años vino la revolución tecnológica, la digitalización, la casi desaparición del papel, las reuniones virtuales. Es otro mundo. Pero de esto puede hablar Javier con mucho más conocimiento que yo.
Javier: En un país con tantos vaivenes como el nuestro, la profesión (lo mismo que la mayoría de las actividades) nos demanda capacidad de adaptación, flexibilidad e innovación tanto para enfrentar los desafíos que se les plantean a nuestros clientes como para asegurar el desarrollo de la firma que debe atraer y retener talento y asegurar su continuidad en el tiempo.
Ariadna: La composición de nuestros clientes, tanto locales como del exterior, ha sido y sigue siendo muy variada, y si bien hay puntos en común, cada sector de la economía nos plantea desafíos diferentes. En los últimos años tuvimos que entender cómo fueron cambiando sus negocios con la economía digital y ser proactivos en generar un valor agregado para cada cliente.
¿Cómo fue la adaptación de la profesión en estos años, a raíz de los cambios históricos, generacionales y en cuestiones de género?
Máximo: Cuando empecé en la década del 70, recién regresado de una larga estadía de estudios en el exterior, todos los profesionales hacíamos de todo. Éramos todos generalistas. Solo el área tributaria era para especialistas. Con el correr de los años el trabajo cambió sustancialmente. Ahora hay que especializarse en áreas del derecho cada vez más estrechas, sociedades, laboral, fusiones y adquisiciones, administrativo, etc. Y aparecieron nuevas ramas del Derecho que cada vez requieren más atención y especialización: fintech, datos personales, compliance, lavado de activos, ASG: Negocios sustentables, entre otros.
Javier: En organizaciones como la nuestra, la carrera profesional evoluciona y puede presentar cambios importantes, como lo es asumir posiciones de management. Eso requiere incorporar habilidades para las cuales no hemos tenido formación académica. Ese cambio, sin embargo, representa una oportunidad para aportar desde una posición distinta de la que es usual para un abogado, focalizada en prestar un servicio de excelencia a los clientes, por otra igualmente importante que es gestionar e impulsar iniciativas para el crecimiento de la firma.
Ariadna: Adaptamos los planes de carrera, incorporamos capacitaciones en competencias blandas y herramientas que nos permiten trabajar en el contexto híbrido. Hace unos años nos enfocamos en el desarrollo del proyecto de diversidad e inclusión que involucra a toda la organización y que dio lugar a la creación de un Comité transversal. El desafío inicial asumido por los socios es trabajar en acciones concretas para lograr que mayor cantidad de profesionales mujeres estén en condiciones de ser socias del estudio y se acorte a futuro la brecha de género en este grupo. Este año se concretó con el nombramiento de dos nuevas socias que se suman a las tres existentes.
¿Cómo es el aporte de la firma al país? ¿Consideran que son facilitadores para colaborar con la Argentina y con la sociedad?
Máximo: Los estudios de abogados como los nuestros somos esenciales para el desarrollo del país, acá y en todos los países del mundo. El inversor, sea nacional o extranjero, necesita el asesoramiento jurídico para canalizar su inversión, cómo hacerla, qué vehículo jurídico utilizar, cuál es el planeamiento fiscal, qué normas reglamentan su actividad, etc. Y sin inversión no hay crecimiento y sin crecimiento no hay creación de empleo, y sin creación de empleo no hay desarrollo social. Nosotros, en particular, desde hace muchos años tenemos una particular relación con la comunidad de negocios francesa en el país. Hemos asesorado a las más importantes empresas francesas en sus negocios en el país y en ese sentido estamos orgullosos de haber colaborado en el crecimiento de la Argentina.
Javier: Nuestro principal aporte consiste en que, con nuestro asesoramiento y cooperación, los clientes puedan llevar adelante sus proyectos, defender sus derechos o desarrollar su actividad económica y en esos objetivos trabajan nuestras distintas áreas de práctica, ya sea en la compra de una empresa, la obtención de financiamiento, la representación judicial o el asesoramiento impositivo. Por supuesto, somos conscientes de que actuamos en un entorno social y de país y nos comprometemos en cuestiones institucionales (que canalizamos a través del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires) y en acciones pro bono para distintas organizaciones de bien público, como las vinculadas a la atención sanitaria en el Norte del país o en ONGs que fomentan el deporte entre los jóvenes.
Ariadna: Muchos de los integrantes tenemos una activa participación en entidades profesionales y cámaras empresarias, compartiendo conocimiento y buenas prácticas con colegas y capacitando a las nuevas generaciones dentro del estudio y en actividades académicas.
¿Qué previsiones tienen para este 2023, el año del Centenario? ¿Y para los próximos años?
Máximo: Para mí el Centenario es, en cierta manera, misión cumplida. Nos lo propusimos y lo logramos. Estoy orgulloso de ello, todos lo estamos, y de que quienes me sucedieron en la conducción del estudio tienen las mismas ideas y los mismos propósitos. Pensamos primero en los intereses de los clientes, antes que en los propios, en la institución antes que en los intereses particulares de los socios. Es una cultura que va a perdurar en Bomchil.
Ariadna: Es un año de celebración para todos los que integramos Bomchil y así lo estamos transitando. Orgullosos de este primer Centenario y con la mirada puesta en los desafíos actuales y futuros que como organización tenemos.
Javier: Tenemos una mirada positiva sobre las perspectivas futuras del país. Creemos que, cualquiera sea el espacio político al que le toque gobernar a partir de diciembre, se iniciará un ciclo de políticas dirigidas a corregir los desequilibrios que el país arrastra desde hace tiempo. Naturalmente no será fácil y habrá situaciones conflictivas, en especial en los primeros meses, pero si se mantiene el rumbo y la sociedad acompaña, el país tiene excelentes oportunidades para crecer. En ese escenario, todas nuestras áreas de práctica se verán fortalecidas y trabajaremos para reforzarlas con jóvenes talentos. En cuanto a la profesión, el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial plantea desafíos y oportunidades (como ocurre en todo gran cambio de época); estamos siguiendo su evolución y hemos formado un equipo interno para explorar su potencial para mejorar la atención de nuestros clientes.
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