Mucho se ha hablado hasta ahora de inteligencia artificial (IA) y más aun del arte en relación a aquella. En este caso deseo traer estos dos tópicos para ver en la unión de los mismos qué es lo que encontramos hasta ahora con la legislación existente y qué podemos esperar a futuro.
“El arte ha muerto”: esa frase se la han adjudicado a Paul Delaroche[1] cuando nació la fotografía y vio el primer daguerrotipo. Es cierto que existe esa sensación de extinción cada vez que las tecnologías avanzan y evolucionan y sabemos que esto sucede cada vez más. La IA impacta en la estructura del arte de lleno y por eso este comentario.
¿Estamos en condiciones de afirmar que la irrupción de la IA en sus distintas formas implicará el fin del arte?
Puedo adelantar que no creo que eso vaya a suceder. Así como no sucedió con la aparición de la fotografía, ni con la aparición del video ni con otras tecnologías que precedieron a la IA y tampoco con el libro de papel con la llegada del libro electrónico, dudo mucho que el arte vaya a desaparecer. Pareciera que la IA viene a ser complementaria del arte y esperamos que así sea.
Tampoco parecería demasiado serio afirmar que la extinción del arte está en ciernes, pero si es imperioso reconocer que las nuevas tecnologías como las estamos conociendo implican un cambio, una visión distinta y desde el punto del derecho implican un cambio de paradigma y una necesaria adecuación de la normativa vigente.
Solo para tener en cuenta, el fotógrafo Boris Elgadsen obtuvo el premio Sony World Photography Awards con una imagen que se generó a partir de la IA. El fotógrafo rechazó el premio argumentando que el jurado no había advertido que la fotografía había sido obtenida a partir de la nueva tecnología y que por lo tanto no estaba en las mismas condiciones que el resto, es decir la atribución del premio no resultaba justa desde su punto de vista. Según sus dichos, él había hecho eso para acelerar el proceso de los organizadores del premio y que de esa forma tomaran conciencia de que debían generarse concursos separados de imágenes creadas por la IA.
Esto nos lleva a pensar con qué facilidad es posible generar en un lector, en un experto en música, o un entendido en pintura la sensación que lo que tienen frente a ellos es algo real, que ha sido creado a partir de la “creatividad humana” condición sine quanon para que obtenga la protección de la ley como obra y por lo tanto gozar de los derechos de “autor”.
Hasta ahora mucho se ha escrito sobre este tema, pero pareciera imposible arribar a una conclusión definitiva. Lo que sí es cierto es que hoy existen imágenes, videos, fotografías y arte en general que es creada ya no por algoritmos que son preparados para ese fin, sino a partir de textos escritos. Y lo que es más llamativo aun, es que esa creación puede ser tan realista como si fuesen captadas por una cámara fotográfica o ideadas en un instrumento musical si fuese una canción o pintadas por la mano de algún artista.
La IA se está perfeccionando a si misma y evoluciona de una manera que supera cualquier parámetro que podamos imaginar.
-) La IA generativa. El algoritmo Gan:
Allá por el 2018 en una subasta llevada a cabo en Christie’s, Nueva York apareció el cuadro “El retrato de Edmond Belamy” que fue firmado por un algoritmo denominado GAN[2] y realizado por el colectivo francés Obvious. El cuadro pertenece a “La famille Belamy”, un conjunto de retratos que se hicieron mediante un programa de inteligencia artificial con la tecnología de redes generativas antagónicas. Este fue el primer cuadro creado por IA y se vendió por la suma de 432.500 dólares.
La inteligencia artificial generativa[3] radica en enfrentar dos redes neuronales que compiten en un juego de suma cero. De esa forma, una de las redes, la generativa, produce muestras de aquello que queremos como ser imágenes, sonidos o textos. En ese momento entra la segunda red, la discriminadora que se dedica a analizar el material que se produzco por la otra red y determina si se ajusta a lo que en realidad se está buscando. De esta forma pueden existir cientos de intentos antes de que esta segunda red determine que el resultado es el esperado para lo que se requirió.
Las Gans confieren a las máquinas una especie de sentido de imaginación para poder crear algo desde cero.
De esta forma, si vinculamos esto con el arte, nos damos cuenta que estamos frente a la posibilidad de que estas tecnologías creen por si solas lo que conocemos como pinturas, fotografía, dibujos, canciones, etc.
¿Y entonces? ¿Cómo se avanza con este panorama?
Si las máquinas crean arte, si escriben libros, si redactan poesías, si crean fotografías casi mejor y con más nitidez que una cámara y un fotógrafo y si cada vez menos es necesaria la participación del ser humano como tal, ¿qué futuro nos espera? ¿Realmente la inteligencia artificial viene a complementar o viene a reemplazar?
La nueva tecnología generativa permite que a partir de determinados textos se creen imágenes, esto es precisamente lo que hacen. De lo que podemos pedirle a un programa como Dalle 2[4], este hace una interpretación ya no literal sino absolutamente creativa y de esta manera parece ser capaz de generar cualquier tipo de imagen que nuestra cabeza pueda imaginar. Este programa es capaz de crear cualquier tipo de variación sobre una imagen original utilizando el mismo tema y estilo visual.
Como mencionamos más arriba, una fotografía creada por IA obtuvo un premio de fotografía, nadie lo advirtió y me temo que en un futuro muy cercano la tecnología irá evolucionando de tal forma que será casi imposible poder discernir qué es real o creado por el hombre y qué es creado por una máquina. ¿Y entonces?
¿Tiene sentido la discusión sobre si posee derecho de autor o no? ¿Qué sucederá el día que la diferenciación entre una obra creada por la mano del hombre y otra por la inteligencia artificial no tenga diferenciación, y por lo tanto no sea posible saber cuál es una y cuál es otra? ¿En esos casos deberemos apelar a la buena fe del “registrante” de la obra quién deberá declarar el origen de la misma?
Son todas preguntas que aún no tienen una respuesta contundente, pero puedo adelantar desde mi punto de vista, y quizás pecando de ser un defensor de las normas que siempre estaré a favor de que el derecho de autor tenga su normativa y esté legislado. Para esto, es cierto que las normas deberán ir adecuándose a la realidad porque los hechos y en este caso la tecnología avanzan más rápido que las leyes que los regulan y no caben dudas que será necesario la interpretación de estas redes neuronales y el producto final que se genere desde el punto de vista del derecho positivo.
-) El papel del ser humano en estos nuevos tiempos:
Quizás la clave del problema siga siendo esta. Porque de acuerdo a nuestras legislaciones, en la medida que no haya participación del ser humano, que implique una dosis de creatividad y originalidad no es posible reconocer la protección de ley, ya sea en el sistema anglosajón o bien en el sistema continental. Y aun así vemos intentos o esbozos de ver cómo sería reconocerles algo a los algoritmos, ¿una obra en colaboración quizás?, ¿una obra colectiva? No lo sabemos, solo son esbozos, ideas que surgen para paliar el abrumador avance de la IA.
Ahora que descubrimos que la IA puede ser creativa, y puede pintar, puede crear una historia que se transformará en un cuento o en una novela o puede obtener una fotografía, todo esto a partir del entrecruzamiento de datos y del “prompt” que el ser humano le haga, la situación se pone algo más compleja y más desafiante para los operadores del derecho.
La famosa creatividad computacional de la que tanto se ha escrito está frente a nosotros y se está utilizando cada vez más. Entonces pasamos el tiempo hablando y discutiendo sobre si las máquinas son capaces de crear, y la respuesta a esta altura debiera ser afirmativa. Sí, una máquina hoy con un programa determinado es capaz de crear lo que le pidamos que cree. Ahora bien, también debemos coincidir en que esto no es posible hacerlo, al menos hasta hoy, sin la intervención limitada, efímera o como queramos llamarle de la mano del hombre. ¿En qué transforma esto a lo producido por la IA? ¿Ha sido creado solo por un programa de computación que se enciende solo y que crea sin que nadie tenga injerencia en él?
Veamos a modo de ejemplo un programa que se dedica a escribir poesías. El programa se denomina SPAR (Small Poem Automatic Rhymer) y resulta ser una especie de evolución de lo que fue el sistema WASP (Wishful Automatic Spanish Poem)[5].
El sistema consiste en que SPAR se basa en la observación al igual que en los humanos de una cantidad de libros leídos y a partir de allí construye en base al conocimiento adquirido. El esquema se puede dividir en distintas etapas.
1) Construye a partir de lo que ha leído y de qué palabras riman unas con otras.
2) A partir de una palabra que le es dada por quién desea ver la poesía escrita el sistema construye un conjunto de palabras que se relacionan entre sí.
3) El sistema busca conexiones entre esas palabras y algunas otras que puedan tener cierto grado de rima.
4) Construye frases que podrían ser incluidas en el poema y hace combinaciones en versos para que las palabras rimen.
5) Para una estrofa determinada, busca y encuentra las combinaciones de versos que vayan acorde con la rima y puedan mezclarse con los anteriores generando un esquema lógico en materia de poesía.
Con este sistema vemos que probablemente el resultado final sea una poesía lograda en menos tiempo, con mayor facilidad y probablemente con cierto grado de belleza poética. Por lo tanto lo que encontramos hasta acá es que el poeta, persona física, que hasta ese momento desgastaba sus pestañas leyendo, pensando y generando rimas por doquier posee un programa de computación que con solo pedirle lo que quiere, el mismo lo hace sin más.
Pero volvemos al principio, sin la participación del ser humano es imposible que este programa u otro de los existentes funcione o genere nada, por lo que una de las conclusiones a las que podemos arribar es que en todo caso existiría una especie de co autoría si quisiésemos validar de alguna manera al sistema tecnológico que hace parte de su trabajo.
Lo que también queda claro después de ver el panorama al que nos enfrentamos es que la tecnología (en este caso la IA en todas sus vertientes y versiones) tiene que seguir siendo una herramienta que ayude a la creatividad del artista y no que reemplace la misma.
Por lo que hemos visto, la presencia del ser humano sigue siendo imprescindible a la hora de guiar a los programas en el objetivo final, porque la máquina no deja de ser un robot, no piensa, no siente, no tiene emociones ni positivas ni negativas ni posee experiencia previa, ni desarrolla un crecimiento personal o profesional. Es solo eso, una máquina que recibe información, datos, y está preparada para procesarlos y obtener resultados que pueden o no ser los queridos por la persona que los cargó, pero los obtiene.
-) Regulación si, Regulación no:
A poco que avanzamos en el estudio y análisis de las posibilidades que nos ofrece la IA y lejos de pensar que el arte ha muerto o está en vías de extinción, estamos convencidos de que el derecho debe proteger y seguir protegiendo la creatividad y la originalidad base y fuente del derecho de autor. Así lo definió Satanowsky cuando dijo[6]: “...El derecho intelectual tiene como objeto fundamental la “obra intelectual” y como sujeto amparado al “autor” de esa obra… Se considera como obra intelectual toda expresión personal perceptible original y novedosa de la inteligencia, resultado de la actividad del espíritu que tenga individualidad, que sea completa y unitaria, que represente o signifique algo, que sea una creación integral…”.
En la 8va Reunión de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual sobre decisiones de IA generativa, se alzaron las voces sobre la necesidad imperiosa de regular de la mejor forma posible y sin perder tiempo[7].
Está claro que la regulación debe y tiene que ser efectiva y no debería restringir ni la creatividad humana, ni entorpecer el crecimiento y la evolución de la tecnología. ¿Es esto una tarea sencilla? No, desde ya que no lo es, requiere estudio y análisis para poder generar una normativa que nos permita entender que el arte seguirá siendo arte, quizás desde otro ángulo, con otros parámetros, quizás y definitivamente ya no con la visión de los artistas del siglo XIX, pero si con el concepto que para obtener la protección legal del copyright o del derecho de autor siempre tendrá que existir participación del ser humano por su originalidad y creatividad.
Para terminar, creo que podemos dejar claro que el arte lejos de extinguirse o desaparecer está en un momento en el cual habrá que aprovechar para que todas las herramientas -hoy la IA generativa, mañana seguramente existirán otras- sirvan para que el artista en cualquiera de sus géneros utilice la misma para el beneficio de su creatividad.
La historia nos dice que todo evoluciona, y por lo tanto el hombre y sus instituciones deben acompañar ese proceso. De la misma forma, la normativa debe acompañar el crecimiento y el desarrollo pero sin olvidar el espíritu y el origen de los derechos intelectuales como el maestro Satanowsky decidió llamar a su obra.
Citas
(*) El autor es abogado egresado de la Universidad de Buenos Aires. Ha trabajado en estudios de primera línea y ocupó puestos ejecutivos en empresas de la industria de medios. Actualmente es consultor externo de empresas en temas de propiedad intelectual y derechos de autor
[1] Hippolyte Delaroche, conocido como Paul Delaroche nació el 17 de julio de 1797 y murió en noviembre de 1859. Pintor francés romántico de la primera mitad del siglo XIX.
[2] Ese artista artificial desarrollado en 2014 fue muy conocido por los famosos deepfakes o generación de videos falsos omo el realizado con el rostro de Barack Obama. https://theconversation.com/el-arte-en-manos-de-la-inteligencia-artificial-186785..(GAN: Generative Adversarial Network)
[3] Conceptos de inteligencia artificia: qué son las GANs o redes generativas. https://www.xataka.com/inteligencia-artificial/conceptos-inteligencia-artificial-que-gans-redes-generativas-antagonicas
[4] https://theconversation.com/el-arte-en-manos-de-la-inteligencia-artificial-186785. Inteligencia Artificial de Open AI. Por ejemplo, DALLE-2 no genera desde un lienzo en blanco sino a partir de ruido que, guiado por el texto que hemos introducido, se transforma paulatinamente en la imagen que estamos buscando. Esta nueva forma hizo que DALLE en su versión 2 fuese preferida respecto a su predecesora, tanto pos su comprensión y manipulación como por su fotorrealismo.
[5] WASP (Wishful Automatic Spanish Poem es el programa creado por Pablo Gervás quien sostuvo” “La gente no quiere una cosa que sea darle a un botón y que salga un poema. Para eso, con buscar entre los programas que hay te podría servir. La gente necesita algo que tu le des, una cierta información y que el programa genere un poema que encaje con esa información, que la utilice o que parte de esa información. Resulta que todo es es bastante mas difícil; son capas de complejidad que se van añadiendo, que al principio no teníamos presente”
[6] Satanowsky, Isidro: “Derecho Intelectual”, Tomo I, pág. 153, editorial TEA.
[7] https://www.wipo.int/about-ip/en/frontier_technologies/news/2023/news_0002.html “We cannot afford not to regulate AI, but we cannot afford regulatory capture either.. We have get this one right. We don’t have a lot of time to waste”. (Mr. Gary Marcus, Emeritus Professor of Psychology and Neural Science at the New York University and author of the book ‘Rebooting AI’ delivered a keynote address)
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