El Triunfo de la Intolerancia entre los Abogados Porteños
Federico C. Castro Nevares Gallo & Asociados Escribo estas breves reflexiones con motivo del resultado de las elecciones del Colegio Públicos de Abogados de la Capital Federal realizadas el 20 de abril del corriente. Más allá de la discusión sobre la importancia de la existencia del citado Colegio profesional y sobre su rol en el ámbito de la abogacía, hay datos objetivos: el 20 de abril, con el 40% de los votos, triunfó el Dr. Cozzi, candidato del oficialismo representado en la figura del presidente saliente, el Dr. Rizzo, y resultaron derrotadas cuatro listas opositoras. Con el triunfo del oficialismo se impuso la violación de la ley, en tanto no otra cosa hizo el propio Rizzo al mofarse de la veda electoral, vigente desde las 0 horas del 20 de abril del corriente (Reglamento electoral, art. 25, ley 23.187), colgando banderas de su agrupación en la mañana del mismo martes 20, sobre la Av. Corrientes, en la mismísima puerta de ingreso al edificio del Colegio donde se realizaron las elecciones. Y se impusieron también la falta de respeto y la chabacanería, representadas por toda clase de epítetos e improperios proferidos por las huestes de Rizzo sobre las personas de ciertos candidatos opositores, una vez finalizado el recuento de votos, todo ello en medio de una escena más propia de una tribuna futbolera que del esperable y deseable decoro que debería reinar entre los diversos contendientes electorales una vez finalizada la elección y conocido su resultado. Intolerancia y pensamiento único encarnados, paradójicamente, por quienes se denominan Gente de Derecho. Pero la derrota de las listas opositoras, fundamentalmente de aquellas dos que obtuvieron, en conjunto, el 47% de los votos emitidos, representa, a mi modo de ver, una clara, inequívoca y repetida lección: la falta de magnanimidad para configurar, por sobre toda apetencia personal, un frente opositor único y unido, superador del programa gobernante y capaz de trabajar por un mejor Colegio profesional para todos los matriculados. Falta de grandeza de espíritu, ni más ni menos. Cualquier semejanza con la política nacional es pura coincidencia. Albergo una esperanza: que los unos -oficialistas- aprendan a cultivar un respeto y una tolerancia hasta hoy ausentes; que los otros -opositores- aprendamos a ser menos personalistas y más generosos en el servicio; en definitiva, que todos aprendamos de nuestros errores para ser, al mismo tiempo, mejores abogados y hombres más dignos.

 

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